Publicado:24 dic 2025 15:10 GMT
FUENTE R T Español
La atmósfera festiva reina en Venezuela a pesar de la constante presión por parte de Estados Unidos. Lejos de la parálisis del miedo, el país palpita con la energía imparable de la Navidad.
Mientras el relato externo habla del asedio de Washington, Venezuela evidencia la fortaleza de un pueblo que no se rinde, no se detiene y celebra la vida. «No es casualidad que en esta coyuntura, en estos tiempos difíciles donde se atacan todas las dimensiones de la seguridad de la nación, el pueblo venezolano se mantiene firme, se mantiene sereno«, comentó a RT Lilimar Rojas, doctora en Seguridad de la nación.
Las razones de ello incluyen las condiciones inmateriales y materiales generadas en su día por Hugo Chávez, explicó. Asimismo, en la Constitución venezolana quedó fijado el principio de la corresponsabilidad, por el cual la seguridad y el desarrollo integral de la nación «le corresponde no solamente al Estado, sino a todos» los ciudadanos, destacó.
«Ha sido una respuesta contundente. El pueblo venezolano no se amilana, el pueblo venezolano está pendiente de su Navidad. Salen a las calles, celebran, hay un despliegue de actividades. Incluso a nivel comunitario, en las 5.336 comunas y circuitos comunales se está celebrando la Navidad de una forma avasallante», señaló, a su vez, el viceministro de Identidad y Diversidad Cultural, Ignacio Barreto.
«Es decir, es la reacción que tenemos. No es negar la realidad, no es una evasión, sino que es una respuesta, que es distinto», resumió.
Así, entre luces navideñas y acordes de gaita, Venezuela escribe su propio relato, donde la mayor fortaleza no está en los puertos, sino en el espíritu de un pueblo que, frente a los titulares apocalípticos, elige la fe, la familia y la alegría como bandera.
La narrativa del asedio internacional es innegable, pero la historia que se escribe en las calles venezolanas esta Navidad es otra: la de un pueblo que, ante la tensión, responde con luces más brillantes, música más alta y abrazos más fuertes. No es ignorar los desafíos, es enfrentarlos con la mayor fuerza que tienen: su identidad, su unión familiar y su alegría indomable.
