Avances / Cada elemento del proyecto original se va materializando en las edificaciones restauradas. Francisco Garcés destaca el compromiso de respetar el uso de un patrimonio universal
EL UNIVERSAL
Durante los últimos cuatro años, la Comisión para la Recuperación de la Universidad Central de Venezuela (UCV), presidida por el ingeniero Francisco Garcés, ha logrado avances que han sido descritos por el propio Garcés como una de las experiencias más gratificantes de su vida, pues ha permitido la recuperación intensiva de más de 70 edificios, 600 salones, 300 oficinas y 150 laboratorios, que se han complementado con la conexión hecha, a través de planos y proyectos originales, con el trabajo más universalmente conocido del arquitecto Carlos Raúl Villanueva.
Otro gran paso es lograr la articulación de las instancias que hacen vida en la máxima casa de estudios del país para un proyecto común: recuperar y mantener en el tiempo un patrimonio nacional y universal certificado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
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Se han restaurado casi 200.000 metros cuadrados de edificaciones, 220.000 metros de impermeabilización y más de tres kilómetros de sistemas de riego, lo que demuestra la magnitud de la obra en una universidad reconocida como Patrimonio de la Humanidad por su valor arquitectónico, paisajístico, de ingeniería y artístico.
La fase inicial, ya avanzada, ha dado paso a un nuevo proceso activo, que según explicó Garcés a El Universal, se centra en hacer una minuciosa restauración de las condiciones patrimoniales, buscando devolverles su estado original en cuanto a colores, fachadas y diseño.
Actualmente, el enfoque se dirige hacia el mantenimiento programado y la usabilidad de los espacios. “Esto implica un mantenimiento riguroso y profesional, en colaboración con todos los actores universitarios y el Estado venezolano. Se sigue trabajando en la recuperación de auditorios y se estudian cambios funcionales para optimizar el uso de las instalaciones, adaptándolas a las necesidades actuales de las facultades”, detalla.
Un ejemplo de este proceso es el desmontaje de estructuras temporales que desvirtuaban el diseño original de Villanueva, como un galpón afectado por un incendio y que usó en su momento techos con asbesto, “para restituir los jardines y las visuales contempladas en el plan maestro”.
Terreno ganado metro a metro
La comisión se ha enfrentado al desafío de integrar las tecnologías actuales manteniendo la esencia del diseño original. En el caso de la iluminación, se ha logrado adaptar las lámparas originales con tecnología LED, conservando los tipos de luz cálida, fría e intermedia.
“Para la restauración de mosaicos, como los de la Biblioteca Central, se investigan métodos para reproducir los materiales y las técnicas de pegado que aseguren una mayor durabilidad, utilizando el laboratorio del Instituto de Materiales de la UCV”, detalla Garcés.
Estos estudios, amplía, garantizan la certificación y calidad de los materiales, abarcando la paleta de colores y los métodos de colocación.
El regreso a los orígenes
Indudablemente, todas las edificaciones que datan de los años 50 en la UCV han sido intervenidas de una u otra forma, algunas acertadamente y otras no tanto. Trascendiendo las particularidades de corrientes o escuelas arquitectónicas, el desafío principal en esta restauración ha radicado en la modernización, incorporando elementos como aires acondicionados y tecnología, que se adapten mejor a lo que se hizo en el pasado y que generen un impacto visual positivo en las estructuras.
“Hemos logrado avances significativos en la sustitución de sistemas de aire acondicionado voluminosos por soluciones más compactas y menos invasivas. Este proceso ha sido posible gracias a una profunda investigación, estudio y trabajo en la Universidad”, explica Garcés, agregando que “contamos con un equipo técnico especializado y una comisión de asesores que abordan meticulosamente cada aspecto: ingeniería mecánica, ingeniería sanitaria, historia, antropología y paisajismo”.
Este grupo de expertos evalúa permanentemente las mejores soluciones desde el punto de vista patrimonial, “en consonancia con los criterios de la Unesco y la Academia”.
“Es importante destacar que Villanueva no siempre utilizó aires acondicionados; en algunos casos, como el Auditorio de Ingeniería, optó por ventilación forzada, la cual se ha recuperado y funciona magníficamente. En espacios que requieren refrigeración por el uso de computadoras y tecnología, se han adaptado soluciones sin afectar el patrimonio”, detalla.
-¿Cuál es el cambio más complejo que debe hacerse a nivel de comunidad universitaria de cara a este esfuerzo de restauración?
-Aunque se ha logrado un gran avance en la comprensión de la importancia de preservar el patrimonio, es crucial profundizar en la concientización. Toda persona que ingresa a estos espacios debe ser consciente de que se encuentra en un entorno patrimonial con condiciones específicas para su uso y disfrute, lo que implica una responsabilidad. La mayoría de los actores, incluyendo autoridades y decanos, están al tanto de esta realidad, pero es necesario elevar aún más el nivel de conciencia colectiva. Este es un trabajo pendiente que los universitarios debemos emprender en conjunto. Como miembro de esta comisión de la UCV, puedo afirmar que trabajamos de la mano con las autoridades y el Gobierno nacional para preservar este legado, gracias al compromiso del Estado venezolano con los organismos internacionales.
Constante y especializado
Hay nuevos retos para lo que resta del año y 2026, ya que se está abordando la reubicación y reutilización de espacios que derivarán de la partida de los galpones que ocupan parte de los jardines. Garcés explica que lo que actualmente se encuentra allí se trasladará a otras ubicaciones y vendrá “un tema de organización interna de la universidad que nosotros apoyamos”.
Detalla que la universidad, como ente público nacional con autonomía, es un proyecto administrativo y académico. “El mantenimiento es responsabilidad del Estado venezolano, y este trabajo se ha llevado a cabo de manera constante y especializada”. En esto destaca el rol que personalmente han cumplido el presidente de la República, Nicolás Maduro, y la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, quien ha hecho visitas recurrentes a las instalaciones.
Conexión con la capital
La dinámica de uso y funcionalidad de la universidad se extiende también hacia afuera, abarcando la relación de la casa de estudios con la ciudad. Ante ello Garcés detalla que visualizan una nueva etapa donde la universidad fortalecerá sus vínculos con la comunidad, pero con total responsabilidad.
Por ejemplo, en el caso de espectáculos públicos o visitas al Jardín Botánico, es clave que las personas se conecten con la universidad bajo el concepto de cuidado patrimonial. “La gerencia de estos espacios recae en las autoridades universitarias, quienes deben cumplir con las condiciones patrimoniales”.
En esto es clave el rol del Consejo de Preservación y Desarrollo (Copred) de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Explica Garcés que se debe trabajar en conjunto para establecer normas de uso que no afecten el patrimonio. “Las autoridades universitarias gestionan el espacio, pero los usos deben respetar las disposiciones patrimoniales y los compromisos con la Unesco”, expone.
El reto de modernizar y el uso de nuevos materiales
Para la Universidad Central de Venezuela (UCV) es crucial abordar integralmente el tema de los pasillos que se han deteriorado y la compleja ingeniería que sustenta esas estructuras. Hace un tiempo hubo un concurso, apoyado por la Cancillería venezolana y la Unesco, para dar con un proyecto que aportara las soluciones, pero lamentablemente ninguna de las propuestas cumplió con los criterios del jurado. “Es una lástima que muchos profesionales no participaran en esta convocatoria abierta para buscar alternativas”, reflexiona Francisco Garcés.
“Carlos Raúl Villanueva, en su trabajo en la universidad, experimentó con diversas técnicas constructivas, como se observa en las diferentes alturas de los edificios y los materiales utilizados. Los pasillos, algunos embolados y otros aporticados, son un claro ejemplo de esta experimentación. La construcción de estos pasillos, con el uso incipiente del concreto pretensado y postensado, fue audaz para su época, lo que explica los problemas actuales después de 70 años, incluyendo los colapsos de 1965 y 2020”, explica Francisco Garcés, quien como presidente de la comisión que trabaja en su restauración agrega que el desafío actual es adecuar la estructura, manteniendo su estética y materiales.
Entre pasillos y trabajos
Francisco Garcés, explica que con las nuevas autoridades de la casa de estudios se ha intensificado el trabajo. Recuerda que han sido procesos por etapas, en un momento con Jacqueline Faría y el Plan Venezuela Bella, quien asumía el trabajo de recuperación, y luego se fueron sumando talentos como el de Paula Posani, profesora de la Facultad de Arquitectura, y la presidenta del Instituto de Patrimonio Cultural, Dinora Cruz.