Ya han comenzado a surgir acuerdos en el ámbito petrolero
Fuente: El Universal Leopoldo Puchi.
En el transcurso del mes de julio, funcionarios de la Casa Blanca elaboraron un borrador con una lista de licencias que serían otorgadas a compañías estadounidenses y europeas. Estas licencias tienen como objetivo incrementar la producción de petróleo en Venezuela. La decisión fue tomada para compensar el desequilibrio causado por la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia.
Por el momento, se ha conocido que fue otorgado un permiso a ENI y Repsol para impulsar los envíos de petróleo a Europa y, al mismo tiempo, abastecer a Pdvsa con productos refinados.
PETRÓLEO
Un eje esencial del engranaje de las relaciones entre los dos países ha sido siempre ese, el petróleo, independientemente del tipo o sistema de gobierno que exista aquí, o de quién ocupe la Casa Blanca.
En paralelo al eje petrolero, se encuentra otro pilar fundamental: la geopolítica. La premisa subyacente es que el país debe, de manera ineludible, formar parte de la órbita occidental. En cuanto a la situación política interna o los derechos humanos, no son elementos determinantes de la política exterior de Washington, sino que son utilizados como justificativos de las actuaciones relacionadas con los dos ejes mencionados.
LAZOS
Los lazos de dependencia geopolítica se fueron rompiendo gradualmente, a medida que Venezuela optó en las últimas dos décadas por distanciarse del dispositivo militar y político estadounidense. No obstante, fue la mano de Donald Trump la que cortó de tajo los lazos petroleros, económicos y comerciales, al decretar en 2019 que las empresas estadounidenses debían cesar sus operaciones en suelo venezolano.
El objetivo no era, en sí, desvincularse, sino más bien realizar una jugada calculada. Las sanciones tenían la función de provocar una situación de colapso que generara las condiciones propicias para la toma directa de las vastas reservas venezolanas. Este plan fue develado por el propio Trump en su discurso reciente en Carolina del Norte.
HERIDA
Dado que no lograron alcanzar las metas iniciales, las sanciones y prohibiciones impuestas a las compañías petroleras se han convertido en una herida autoinfligida que socava los propios intereses de Estados Unidos.
Por ello, actualmente, se está buscando una solución para remediar este daño a través de la emisión de licencias, que brindan beneficios a sus planes económicos y políticos y tienen, a la vez, un efecto colateral de alivio a la complicada situación económica de Venezuela.
BRICS
Washington sabe que la resistencia a otorgar licencias puede tener consecuencias negativas. Esto no solo dejaría a sus propias empresas y a las europeas sin posibilidad de recuperar las deudas pendientes, sino que también provocaría una eventual parálisis en las operaciones de las plantas de gas licuado ubicadas en Trinidad. Además, tal actuación forzaría a Venezuela a buscar de forma definitiva alternativas en otras naciones para incrementar su producción.
Asimismo, en Washington existe comprensión de las potencialidades que ofrecen los BRICS. La incorporación reciente de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irán ha fortalecido el papel de este grupo en el escenario petrolero. Con esta expansión, los BRICS poseen cerca de la mitad de reservas petroleras del mundo, una cifra que se elevaría al 65,4% si se suma Venezuela a la ecuación.
ACUERDOS
Si se parte de la premisa fundamental de que los asuntos internos de cada país deben ser resueltos dentro de sus fronteras sin interferencias extranjeras, se puede considerar la posibilidad de construir puentes, tanto petroleros como geopolíticos.
Ya han comenzado a surgir acuerdos en el ámbito petrolero y, sin lugar a dudas, es necesario ampliarlos. Venezuela tiene una urgente necesidad de inversiones y de abrirse a los mercados cercanos. Al mismo tiempo, Occidente requiere que aumente la producción de crudo venezolano. Claro está que cada parte podría optar por dar la espalda a la otra, pero tal separación resultaría poco sensata.
GEOPOLÍTICA
En lo que respecta a la esfera geopolítica, también hay un amplio campo de posibles acuerdos. Como se sabe, Venezuela no es un país beligerante en el presente conflicto europeo, ni forma parte de ningún bloque o alianza militar. Por lo tanto, existe un espacio en el que pueden encontrarse mecanismos de convivencia, incluso en medio de las diferencias, basados en un compromiso esencial: el respeto mutuo por la soberanía nacional y los principios de Naciones Unidas que regulan las relaciones internacionales.